Quien no lleve su cruz detrás de mi… (Lc 14, 25-33)
Qué bien me viene el evangelio de hoy. Eso de calcular costes, de echar cuentas, de asumir riesgos… antes de emprender una tarea, de afrontar una batalla, de asumir un compromiso…Renunciar a aquello que me satisface es tal vez una de las cosas que más me cuesta. Cumplir objetivos que impliquen renuncias en este sentido, por tanto, me cuesta enormemente.
Después del agobio de ayer intentando cumplimentar la solicitud de adaptación de estudios en mi nueva universidad el día de hoy ha sido más tranquilo. Las aguas vuelven a su cauce pero debo tener muy presente lo que ayer sucedió. Este cambio me ilusiona y me motiva pero debo ser consciente de mis propias dificultades y mis propias trampas. Cuando lleguen las duras, cuando sepa el resultado de la adaptación, cuando haya asignaturas que me exijan un montón… me llegará el sufrimiento. Será la hora de la renuncia. Sí, de la renuncia. No encuentro otra manera de denominarla. Y ahí estará mi cruz. Construirme a mi mismo es parte fundamental de la construcción del Reino de Dios. Acabar mis estudios es parte fundamental de mi construcción. Terminar mi carrera es, para mi, parte de mi construir el Reino. Ahí estará el Padre acompañándome.
Un abrazo fraterno