Te doy lo que tengo (Hechos 3, 1-10)
¡Buf! ¡Qué bien funcionaría el mundo si cada uno de los que lo habitamos diéramos lo que tenemos, sólo eso. Todos tenemos algo que dar, algo que aportar. Y el secreto del milagro es que uno esté dispuesto a gastarse todo en el juego con otros. Hay riesgo, es verdad, no lo voy a negar pero aquellos que nos consideramos seguidores del Maestro sabemos que Él nos prometió el ciento por uno. ¿Le creemos?
Plantearse la vida desde aquí, por muy difícil que parezca,se convierte en un camino sencillo y libre de preocupaciones. Uno da y se juega la vida por el Evangelio y espera que el Señor le cuide también: «Luchad por el Reino y lo demás se os dará por añadidura«.
La escena de Pedro y Juan ante el paralítico nos muestra además la fuerza del Resucitado. Aquellos que se han encontrado con Jesús resucitado han entendido todo esto y aquello que les daba miedo lo afrontan ya con valentía y si antes se escondían, ahora salen a los caminos y son capaces de curar parálisis en nombre de Jesús. ¿Y todo por qué? POR DAR LO QUE UNO TIENE. ¿Qué tienes tú que puedes dar? Pequeño, grande, poco, mucho… da igual… DÁLO.
Un abrazo fraterno
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