Te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal (Deuteronomio 30,15-20)
Ahí está. Delante de nuestros ojos. La vida y la muerte. Y toda la gama de grises que pillan entre el blanco y el negro. Ahí están. Yo siempre he dicho que cuando me acuesto es cuando vienen a mi mente y a mi corazón los reflejos más emocionales de la vida que estoy viviendo: las heridas que no están curadas, los proyectos inacabados, lo conseguido, los pasos dados, lo que tengo, lo que sueñi, lo que he perdido, mis elecciones… Meterse en la cama a veces es enfrentarse a un espejo difícil de encarar.
Hoy el Evangelio y la Palabra me invitan a eso de nuevo. A mirar mi vida y las opciones que siguen presentándome delante. me da mucho miedo perder la normalidad, el sosiego, la paz de la que disfruto hoy por hoy pero… ¿no será comodidad, no será huída, no será inseguridad? ¿Dónde está la vida realmente? ¿A qué me invita el señor?
Nuevas posibilidades se me van presentando y nuevas decisiones se ciernen sobre mis hombros. Hay que elegir.
Que el señor me ilumine y me proteja.
Un abrazo fraterno
Elige. Sabes que nunca caminas solo.
Un beso
La vida está a cada paso; sea cual sea el paso que demos en nuestras decisiones lo verdaderamente importante es darlo poniendo al Señor como meta. Hace poco leí en algún sitio que Benedicto XVI, respondiendo a una pregunta sobre cuantos caminos había para llegar a Dios dijo que tantos como hombres. Eso hace que los ejemplos personales de otros normalmente no los veamos útiles para nosotros mismos, pero por si acaso te diré que, si bien cada opción, cada decisión es un riesgo yo he optado por no darle muchas vueltas. Mis ambiciones han cambiado de manera radical en los últimos dos años; ya ni las tengo profesionales ni personales. Simplemente ambiciono llegar a Él con las manos limpias, el corazón lleno de amor y los ojos claros para que no me cegue su Luz. Mi ambición es que en este paseo, el único que realmente me importa me acompañe mi mujer y enseñar a mis hijas a caminar hacia esa única Meta. Y arrastrar a quien quiera dejarse, abandonarse. Abandonado a Su voluntad he aprendido a minimizar los problemas, aunque sobre mis hombros y los de mi mujer vayan nuestras dos niñas. Santi, sólo puedo decirte: Fiat!!
Sí, días de cambios… Y también cuando me acuesto repaso todo, aunque acabo poniéndolo en sus manos. En mi caso hay decisiones que dependen de mí y otras, de otros… Pero por encima está Él, y por eso, lo pongo en sus manos con más conciencia que nunca. Me concentro en vivir el día a día para lo que no depende de mí, en lo que sí, sigo luchando por mis sueños.
En el Camino.