Tú eres sacerdote eterno (Sal 109)
Escuchar de las palabras del Seño esta frase y leer después el relato de la multiplicación de los panes y los peces precedido del mandato de Jesús de «Dadles vosotros de comer»… me llena de orgullo, ilusión, alegría y responsabilidad, mucha responsabilidad.
El Señor me recuerda hoy que, por mi bautismo, soy sacerdote al servicio del pueblo, de la gente, de los que me necesitan. Jesús me recuerda que tengo que dar de comer y saciar hambres y sedes, paliar desnutriciones, regalar el verdadero alimento…
No puedo pasar el mundo como si nada. No debe hacerlo ningún bautizado porque el llamado es claro. ¿Qué hacemos entonces? Hay muchos con hambre a mi alrededor… aquí estoy Señor, ayúdame.
Un abrazo fraterno
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