Una historia de Adviento: Capítulo 12
Fátima ora a solas en su habitación, con su vela encendida. Ha llegado hace un rato y es consciente de que algo grande está sucediendo y de que el Señor se está abriendo paso en su vida y en la de Carlos. «Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; / bendeciré tu nombre por siempre jamás» dice el salmista y eso es exactamente lo que hace Fátima en el silencio de su soledad.
Esta noche Fátima va a soñar con agua, con ríos, con manantiales, con estanques, con fuentes, con preciosos cedros y acacias y olivos y mirtos; con cipreses, olmos y alerces. Esta noche Fátima va a soñar con un paraíso milagroso surgido de la nada. Porque el Señor da de beber al sediento y trae vida allí donde la falta de lluvia había agrietado la belleza.
Esta misma noche Carlos también sueña. Sus oídos oyen correr el agua de los mismos manantiales y sus manos tocan los chorros que brotan de las mismas fuentes. Sus ojos ven los mismos cedros y los sobrios cipreses. Su corazón rumía las palabras salidas de la boda del profeta: «No temas, yo mismo te auxilio.»
Fátima y Carlos pasan su primera noche juntos sin compartir cama.
Continuará…
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!