Yo te haré luz de los gentiles (Hch 13, 46-49)
Los gentiles eran los que no profesaban la fe judía. A esos se dedica Pablo. A esos va a predicar. De esos será la luz. Esos son «la oveja perdida».
Hoy el mundo es más gentil que entonces. Hoy, cada día, crece el número de personas indiferentes ante la religión, ante Dios, ante ellos mismos. También crece el número de creyentes un tanto farisaicos, perfeccionistas, creyentes de élite. Y cada vez se abre más la brecha que separa a unos de otros. Hoy el Padre me llama de nuevo, me confirma en la misión. Yo soy para los gentiles. Yo seré su voz entre aquellos alejados pero con el corazón más receptivo al amor de Dios, a la caricia tierna del Padre.
La Palabra de hoy trae a mi vida esperanza. Sobre todo porque afirma que todo vendrá de Dios, que será Él quién hará de mi «LUZ». Yo no soy nada por mi mismo, soy uno más, poca cosa, pecador, barro viejo. El Señor inunda mi vida, me transforma. Él pondrá sus palabras en mi boca. Él pondrá su sello en mis acciones. Él pondrá su amor en mi mirada y en mis gestos. Sólo tengo que dejarme hacer y salir a caminar, a hablar, a actuar. Hoy vuelvo a sentirme llamado a mezclarme en el mundo y desde ahí transformar realidades, curar heridas, parir a Dios.
Un abrazo fraterno
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